domingo, 11 de octubre de 2009

Felicidad compartida

Me di cuenta por mi último post que había hecho muy corto mi relato y que por ahí había más cosas que contar de aquellas patéticas fiestas. Peco a veces por mi alto poder de síntesis. Pasó que ese día había empezado a escribir inspirada con unas cuantas copas de más, un cuento se convirtió en 4 y cuando me di cuenta que era inabarcable me fui a dormir. Al día siguiente quería subir algo al blog y traté de ordenar mis ideas, pero en cambio me puse a escribir acerca de mi vieja, y me di cuenta de que ese relato lo iba a dejar para otro momento, así que corté, pegué y postié.

Ayer fuimos con sister a conocer el departamento nuevo de la Dra., mi amiga del colegio living in Buenos Aires. Llegamos tipo 1.00pm pensando encontrarla con todo dado vuelta pero no fue así. La Dra esperaba hambrienta en su departamento perfectamente ordenado.

- ¿ No tenés cajas? ¿quilombo? ¿Dónde está todo?
- Solo traje esto contestó la doc con cara cómplice pero felíz.

Mudó sólo su cama, una cajonera y la televisión a la que no le pudo conectar cablevisión no sé porqué (el rubro cablevisión es uno que detesto, podría sumar también todos los de telefonía móvil, y el bancario, siempre siento que me están cagando). Arregló el precio del flete por la cantidad de cosas, no por hora como suele hacer el resto de los mortales, entonces dejó en la casa de su madre ropa, libros, y todas las boludeces posibles que pudo haber acumulado en su cuarto durante el tiempo que lleva de vida.

Pedimos una pizza y una cerveza e hicimos un picnic en lo que vendría a ser el living por ahora deshabitado de muebles. Más tarde mate con el agua caliente que llevamos en un termo y unas facturas de la panadería a la que fuimos toda nuestra época colegial. Esta vez el picnic fue en la cama, teníamos el culo chato de tanta hippeada.

Ahí, hablando las tres, nos descostillamos de risa recordando en detalle los relatos de esas primeras fiestas en casas: que nos dieran la llave en el juego de la llave a “la peor vestida” con ropa recién comprada, querer imitar a alguna un poco más agrandada que usaba un enterito escosés con medias negras que le marcaba hasta las manchas nacimiento y en vez ponerme un short de jean y sentirme incómoda toda la noche, no había postura que beneficiara mis piernas. Pensar que nos invitaban a bailar por lástima o porque hubieran hecho alguna apuesta, ….Diferentes y horribles modas, estándares de belleza equivocados, admiración a alguna compañera que nos parecía lo más y hoy en día ni vemos y nuestros millones de complejos. Lo que seguimos sin entender es por qué ibamos si la pasábamos tan mal.

El viernes a la noche después de haber arreglado que íbamos a visitarla recibo un texto de la Doc: “no tengo gas ni cubiertos te aviso por las dudas”.

Ella es así, sin ropa, sin gas, sin cubiertos, sin cable pero se mudó sin tener que pedirle nada a nadie y está felíz. Ya no hay más eso de hacer las cosas porque hay que hacerlas o porque las hacen otros, eso sí cambió y lo entendimos. Cada uno a su tiempo…


¡ Felicitaciones amiga!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

entre risas y algunas lagrimas... GRACIAS POR ESTE POST AMIGA!!!

Dolo dijo...

me alegro que guste! te quiero! D

Fiorella Giacomo dijo...

que lindo post

Dolo dijo...

Gracias!