¿Qué tendrá el petiso..?

El sábado estuvo feo todo el día, y mientras la mayoría de los mortales disfrutaban acobachados en sus camas, viendo pelis, o compartiendo un poco de amor, eramos unos cuántos los que nos preguntabamos que haríamos a la noche. M, había decidido festejar su cumple en la terraza de A, pero a las 4.00 cuando seguía lloviendo y veía que la situación no iba a cambiar lo llamé. Inocente como es, M decía haberse informado con el servicio meteorológico nacional (como si fuera una fuente confiable) y les creyó cuando le dijeron que se iba a poner lindo. Reconozco que no llovió más pero tampoco estuvo lindo, para una terraza no daba. Entonces, sin mucho preámbulo sister y yo le ofrecimos la casa a M para que festejara su cumple. Emocionado apareció en casa un tao más tarde cargado de bolsas y litros de alcohol.
Lo que siguió fue un ejercito de 3 personas, sister, M y yo, bajo mi estricto mando (tengo mala fama, soy medio sargentito pero no me voy a excusar, creo que tengo habilidades, orden y eficiencia suficientes para decidir por los tres). M cortó y lavó duraznos y frutillas para el Daiquiri, sister cocinó una marquise que horas más tarde fue devorada rápidamente y a mi me tocó la entretenida tarea de limpiar (hacía bastante falta). Hubo también un tiempo destinado a la ambientación. Primero dejar todo lo más ordenado posible, después mover mesas, sillas, y sillones de lugar, cambiar las lamparitas blancas por algunas de color, colgar luces de navidad y guirnaldas, poner velas por doquier, preparar una barra cómoda y funcional y poner manteles y ceniceros varios. Después mientras yo escribía el post anterior los M y sister se bañaron y yo fui última. Siempre soy la última porque soy lenta y no me gusta apurarme.
Cuando estábamos comiendo unas empanadas para hacer base y no terminar “tan alcoholizados” empezaron a llegar los primeros invitados. M nos había vendido a sister y a mi que iba a venir “El candidato”, lindo, con buena onda, dueño de no sé qué, etc.
Suena el timbre, bajo a abrir con mi cuba libre en mano. En la puerta dos hombres, ninguno me llamó particularmente la atención. Uno un poco más alto, o más bien como yo, rubio. El otro, petiso con intención, al cual yo le llevaba una cabeza. Siguió viniendo la gente, todos muy buena onda y respetuosos, cuidaron la casa y se sintieron como en la suya (eso dijo un chileno, y me encantó!). Yo iba y venía, tomaba tragos, ordenaba, charlaba, etc. Cuando no aguantaba más el no fumar cigarrillos le daba unas pitadas a otras especies (me tengo que curar de esto, está todo bien con fumar, pero no quiero hacerlo porque quiero fumar cigarrillos y uso el porro para fumar “algo”, sino fumarlo cuando tenga ganas de fumar un porro). Me pongo a hablar con mi amigo M también, otro, charlamos y la charla integra a otros, petiso, rubio, sister, amiga de M cumpleañero. Cuento lo que me pasó en la pierna, lo feo de tener cicatriz e iba a seguir hablando cuando petiso dice “a mi me parece que te queda muy sexy, igual recién ahora la veo, con las piernas que tenés quien se va a fijar en la cicatriz” (primer tiro del petiso). Comento un poco, me río, huyo hacia la cocina, básicamente ese fue mi mecanismo de toda la noche, ir-venir, ir-venir. Era una fiesta de esas en las que hay varias cosas sucediendo al mismo tiempo y la cocina también estaba interesante, había otros amigos y gente nueva. Cuneado vuelvo a la cocina Petiso me dice:” Volviste! estaba esperándote para prender esto” (segundo tiro del petiso). Me da el , Petiso aclara: “son flores”. “Ahhh!” dije como si fuera una excelente revelación, a mí la verdad nada que me importe menos, de hecho lo prendí y lo pasé al segundo, no necesitaba ninguno de los efectos de lo que estaba fumando y tampoco moría por tenerlos. Pero si me gustó la actitud de Petiso. Le conté que era fotógrafa y le di mi book de fotos para que viera. Volví a la cocina, me lo cruzo denuevo cuando yo sacaba unas fotos y me pide que le muestre las que había sacado hasta ahora, él sentado en una silla y yo en cuclillas al lado, hasta que se me cansó la pierna y le pedí lugar en SU silla, sentía las miradas de sister y algunos amigos y trataba de contener la risa. A los dos minutos, huí con alguna excusa nuevamente a la cocina, es como si en el momento en que empieza a haber algo de intimidad no lo puedo sostener me voy.
Esta vez me quedé en la cocina y al rato vinieron Petiso y Rubio a anunciar que se iban. Los saludé atenta y no me lamenté. Me gustó haber conocido a alguien, hablar un rato, sentirme linda y ya! Si Petiso me hubiera pedido el teléfono probablemente se lo hubiera dado, pero no lo pidió y estuvo bien igual, fue como un entrenamiento a lo que necesito, dejarme conocer de a poco.
Al día siguiente hablando con M y comentando la noche me dice: “No te gustó el candidato”. “no, no me gustó” dije. Y M agregó:” Si es que no se vino bien lookeado”. Contesto: “a ver M si me entendés ni llegué a mirarle la ropa, no me gustó él” y ahí quedó. No, mentira, hablamos un poco del petiso, elaborando teorías acerca de la Ley de la L, de si el petiso se esmera y una serie de máximas que no comprobaré. Lo que quedó claro y en realidad lo tengo claro hace un tiempo, es en que no hay confiar en el gusto de un amigo gay, le gustan otras cosas, le seducen otras cosas. Entonces ese lindo que nos quieren presentar quiere decir que se lo agarrarían ellos, pero como el chico es Hetero nos lo pasan a nosotras. Igual mejor que no me haya gustado, prefiero que sigamos teniendo gustos diferentes mis amigos gays y yo.

En breve fotos de mi casa ambientada para la fiesta.
Este post va dedicado a M un excelente amigo, aunque no presente a los mejores candidatos y me diga “macha” (cosa que detesto) porque no soy una completa inútil y sé arreglar unas lucecitas de navidad, entre muchas otras cosas.
Hoy el espacio artístico es para la película “Little Miss Sunshine”, toda la película es excelente, pero este fragmento es ¡imperdible!